25 años de la tragedia de Bhopal
Un escape de gas tóxico provocó la muerte en el acto de 4.000 personas y otras 100.000 siguen hoy sufriendo las consecuencias de la fuga
Bhopal. (Reuters/EP).- Hoy se cumplen 25 años de la tragedia acaecida en Bhopal (India), en la que murieron en el acto cerca de 4.000 personas tras la fuga de un gas letalmente tóxico de uno de los tanques de la fábrica de pesticidas que la empresa Union Carbide -actualmente propiedad de compañía estadounidense Dow Chemical- poseía en la ciudad. Más de 100.000 personas continúan sufriendo las consecuencias del escape.
Cuarto de siglo después, en la ciudad continúan los restos abandonados de la fábrica lo que, en opinión de los ecologistas, "constituye un desastre dentro de un desastre" ya que la zona ha quedado contaminada, tras los estudios realizados sobre la toxicidad de las aguas subterráneas y las muestras extraditas del terreno.
En palabras del director del grupo de expertos del Centro de la Ciencia y el Ambiente (CSE), Sunita Narain, "la zona entera está altamente contaminada". "Los restos de la fábrica registran una toxicidad crónica lo que a su vez produce un envenenamiento en el cuerpo humano", añadió.
El accidente se produjo en las primeras horas del 3 de diciembre de 1984 cuando se produjo un escape de alrededor de 40 toneladas métricas de metilo tóxico isocyanate (MIC), un gas que se extendió por toda la ciudad y acabó con la vida de casi 4.000 personas en el acto. Además, se calcula que cerca de 25.000 personas murieron por las secuelas, y 100.000 continúan sufriendo las consecuencias del accidente.
Los habitantes de Bhopal sufren cáncer, ceguera, dificultades respiratorias, desórdenes neurológicos, trastornos reproductivos y defectos de nacimiento, entre otras enfermedades, según denuncian asociaciones de activistas y ONG, que reclaman a Dow Chemical que limpie la zona y purifique el abastecimiento de agua.
Uno de los abogados del caso, Rajan Sharma, denuncia que hay "miles de las toneladas de restos químicos tóxicos que no han sido tratadas adecuadamente, y que deben ser eliminadas". Sin embargo, Dow Chemical niega su responsabilidad en este caso, ya que en el año 1989 las víctimas recibieron 470 millones de dólares (311 millones de euros), y alega "no tener conocimiento de primera mano de la existencia de sustancias químicas".
El Gobierno indio también asegura que diversos estudios gubernamentales no han encontrado prueba alguna de contaminación en la zona, informaciones que contradicen los informes del CSE, en los que se afirma que las muestras tomadas en un diámetro de tres kilómetros alrededor de la fábrica arrojan unos resultados de una incidencia de sustancias tóxicas 38,6 veces superior a la media.
Por su parte, los ciudadanos aseguran que "el agua es veneno", aunque reconocen que siguen bebiendo de los acuíferos de la zona. "Somos pobres y no tenemos ninguna opción", asegura Savitri, una mujer de 55 años que perdió a su hijo y a su marido en el desastre.
En palabras del director del grupo de expertos del Centro de la Ciencia y el Ambiente (CSE), Sunita Narain, "la zona entera está altamente contaminada". "Los restos de la fábrica registran una toxicidad crónica lo que a su vez produce un envenenamiento en el cuerpo humano", añadió.
El accidente se produjo en las primeras horas del 3 de diciembre de 1984 cuando se produjo un escape de alrededor de 40 toneladas métricas de metilo tóxico isocyanate (MIC), un gas que se extendió por toda la ciudad y acabó con la vida de casi 4.000 personas en el acto. Además, se calcula que cerca de 25.000 personas murieron por las secuelas, y 100.000 continúan sufriendo las consecuencias del accidente.
Los habitantes de Bhopal sufren cáncer, ceguera, dificultades respiratorias, desórdenes neurológicos, trastornos reproductivos y defectos de nacimiento, entre otras enfermedades, según denuncian asociaciones de activistas y ONG, que reclaman a Dow Chemical que limpie la zona y purifique el abastecimiento de agua.
Uno de los abogados del caso, Rajan Sharma, denuncia que hay "miles de las toneladas de restos químicos tóxicos que no han sido tratadas adecuadamente, y que deben ser eliminadas". Sin embargo, Dow Chemical niega su responsabilidad en este caso, ya que en el año 1989 las víctimas recibieron 470 millones de dólares (311 millones de euros), y alega "no tener conocimiento de primera mano de la existencia de sustancias químicas".
El Gobierno indio también asegura que diversos estudios gubernamentales no han encontrado prueba alguna de contaminación en la zona, informaciones que contradicen los informes del CSE, en los que se afirma que las muestras tomadas en un diámetro de tres kilómetros alrededor de la fábrica arrojan unos resultados de una incidencia de sustancias tóxicas 38,6 veces superior a la media.
Por su parte, los ciudadanos aseguran que "el agua es veneno", aunque reconocen que siguen bebiendo de los acuíferos de la zona. "Somos pobres y no tenemos ninguna opción", asegura Savitri, una mujer de 55 años que perdió a su hijo y a su marido en el desastre.
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