Aspectos sociales y éticos de la ciencia
El tercer nivel de la alfabetización científica es el poder de intervención, que puede ejercerse de muchas formas: sumando esfuerzos en convocatorias de la sociedad civil, poder medir las consecuencias de las acciones científicas, poder barajar argumentos para pronunciarse, con base científica, sobre temas actuales y que conciernen muy directamente a la ciudadanía, ser capaz de expresar en foros públicos (prensa, TV, mesas redondas, etc.), opiniones a favor o en contra de un cierto uso de la ciencia, etc. También rechazar el fraude científico, lo que supone una concepción clara de las reglas internas de la ciencia, el rigor con que debe hacerse y sus normas de control. El poder barajar argumentos con base científica supone una capacidad importante. Un ejemplo sería el de poder pronunciarse sobre la conveniencia o no de los bancos de cordón umbilical, un tema que aparece con frecuencia en los periódicos. Esto supone conocer la potencialidad de los cordones en cuanto fuentes de células madre y saber también de su uso terapéutico, en líneas generales.
Otro ejemplo: A propósito del cambio climático, y en este impasse establecido ante el freno a los combustibles fósiles, se impone el desarrollo de energías alternativas, hasta ahora muy caras. Una persona que se considere alfabetizada científicamente hablando, debería informarse sobre las posibilidades de unas y otras, tener ideas de sus costes, interesarse por cuáles serían las más fácilmente desarrollables en España, los tipos de contaminantes que producen y otros problemas adjuntos, etc., para poder entrar en debate con criterio propio sobre estos temas.
Este nivel requiere un hábito adquirido de información científica que lleve a la persona a detectar cuáles son los temas de más incidencia, cómo se plantean y qué se dice de ellos. A este nivel también estaría la adquisición de una visión de la ciencia humana, controvertida, contextualizada, inscrita en las coordenadas de su momento histórico, compleja, tentativa en sus resoluciones, abierta, en evolución... Para lograr esta visión son importantes dos cosas: la lectura de páginas de historia de la ciencia que dan idea de su evolución, y la lectura también asidua de la actualidad científica cuya característica es la de la ausencia de verdades cerradas. Si se sigue un poco de cerca alguna de las temáticas más activas del momento, se puede ver cómo evoluciona el pensamiento y verdades que parecían definitivas pasan a un segundo plano y la investigación va cambiando a través de sinuosos caminos.
Por ejemplo, la investigación sobre células madre se centró al principio en la potencialidad de las células madre embrionarias y evolucionó después hacia el protagonismo de las células madre adultas, que son las que están concentrando el mayor número de investigaciones en la actualidad.
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