17 enero 2010


¿Todo es ético en la ciencia?

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Una noticia sorprendente. Apareció en 1 de junio de 2007 en la sección de noticias de la revista Nature. Se trata de la secuenciación del genoma completo de James Watson, el co-descubridor de la estructura del DNA y primer Presidente del Proyecto Genoma Humanoiniciado en los años 90.
La secuencia le ha sido entregada en un DVD y, al parecer, ha costado menos de un millón de dólares. La tecnología que conduce a la secuenciación es aún muy cara, y hay genéticos que están preocupados con que esta moda de secuenciar genomas se convierta en un negocio a favor de los ricos y cree aún más separación entre ricos y pobres.
El de Watson no es el primer genoma secuenciado. Craig Venter, uno de los pioneros del genoma, engañó al público al ocultar que estaba secuenciando su propio genoma cuando afirmó que había cogido los de una muestra de personas representativas de lo que hoy es América. Aquello mereció un rechazo universal.
La noticia de Watson plantea varias preguntas: ¿Estamos suficientemente informados como para aceptar los resultados de las propias secuencias genómicas? (Watson ha pedido que se le oculten los genes que marquen su predisposición al Altheimer) ¿En manos de quién va a caer este comercio genómico?
La otra cara de la moneda es la posibilidad que ofrece la secuenciación de los genomas de plantear una medicina genómica personalizada y la de hacer estudios genómicos comparados.
Los dos científicos mencionados, Venter y Watson, tienen la intención (el primero ya lo ha hecho) de colgar sus datos en una plataforma pública (GenBank, por ejemplo, un organismo que publica datos relativos al DNA). Este es otro dato a favor de lo realizado.

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