"La ciencia es una aventura" | |||||||||||||
¿Cuándo decidió que iba a ser investigador, fue desde siempre o es algo que surgió en algún momento específico? Desde muy temprano en la facultad de medicina, supe que no quería hacer medicina clínica. Me pareció siempre que la respuesta médica es incompleta porque el objetivo fundamental es curar al paciente y muchas veces no se sabe lo que se hizo pero el paciente se curó y todo el mundo está contento. A mí me interesa identificar un problema, me interesa llegar a su solución. Me gusta la aventura de la ciencia: identificar el problema, la solución y abrir campos de investigación. Muchos piensan que debieron darle el Premio Nobel en dos oportunidades y que no se lo dieron por razones políticas Seguramente el Nobel no es un reconocimiento puramente científico. Tiene connotaciones de índole personal y políticas. Yo fui un activista político en El Salvador y mantuve durante años una relación con el Frente Democrático de El Salvador. Pero si hay una relación entre eso y lo del Premio Nobel no lo sé. No creo que la haya. En una investigación científica hay criterios objetivos respecto a cuándo se publica simplemente una hipótesis o cuándo se la demuestra. Por la información que tenemos usted descubrió la función del óxido nítrico en el relajamiento de los vasos sanguíneos. Hubo un mar de protestas de científicos y académicos cuando no se le concedió el premio Nobel. ¿Cuál fue su reacción? Los pasos del descubrimiento son muy claros. Cualquiera que quiera analizar cómo sucedieron las cosas, no tendrá problemas en averiguar quién hizo qué cosa. Las consideraciones que llevaron a dar el Premio Nobel como fue dado, seguramente no tiene nada que ver con la ciencia.
En última instancia los premios son dados por instituciones que tienen todo el derecho a concederle el premio a quien se le ocurra. Se ha dicho que Estados Unidos hace pesar todo el poder que tiene tanto en la investigación de ciencia básica como a todo nivel. En el caso del descubrimiento del virus del SIDA que lo efectuó un francés, hubo un claro intento de atribuirle el mérito a un estadounidense. En resumen, hubo un intento de rescribir la historia. ¿Cree que en su caso hubo un intento de rescribir la historia de lo que pasó con el óxido nítrico? Yo creo que eso obviamente sucede. Cualquier país que es poderoso y tiene influencia en la forma que se escribe la historia ejercerá esa influencia. Hay muchos ejemplos al respecto. El problema en el caso de la ciencia es que en estos momentos una parte cada vez más grande de la producción científica ocurre en Estados Unidos. En algunas campos de investigación, el 70% de los científicos que producen algo en ese campo viven en Estados Unidos. De tal manera que muchas de las cosas buenas se producen allí pero muchos de los dogmas y de la forma política en que se hacen las cosas también suceden allí. Ciencia, progreso y Hiroshima Sin ciencia no hay bomba atómica. Durante mucho tiempo se pensó que la ciencia nos proporcionaría un progreso ilimitado. A partir de Hiroshima y Nagasaki esto se replantea. ¿Cree usted que este replanteo afecta a toda la ciencia? La actividad científica es la actividad científica. La ciencia se ocupa de descubrir lo que hay en la realidad. Después este conocimiento se puede utilizar para el bien o para el mal.
Se ha hablado de Hiroshima y Nagasaki, que hay que hablar, pero no se ha hablado tanto de todos los beneficios que ha producido la ciencia. Yo creo que el problema no está en la actividad científica sino en la escala de valores que manejamos. Cada vez tenemos más posibilidad de actuar sobre la naturaleza. En biología molecular, por ejemplo, podemos interferir con la creación de un ser humano. El problema es que no hay un desarrollo paralelo de la escala ética de valores que se utiliza para actuar. Precisamente se habla mucho de la clonación que ha estado muy en el candelero últimamente. ¿Qué interés tiene a nivel científico para usted y cuáles deberían ser los límites? Tiene un gran potencial para la prevención o curación de las enfermedades más importantes que afectan al ser humano, pero al mismo tiempo tiene el problema de la interferencia con la creación de un ser humano.
Yo creo que desde el punto de vista actual, la clonación para fines terapéuticos es algo que debemos considerar seriamente, teniendo en cuenta que hay un límite que no se puede cruzar ya que hay una serie de problemas técnicos que resolver y éticos que discutir. Ciencia en América Latina La ciencia es inseparable de la modernidad. Y es cada vez más importante para el desarrollo. Esto es un problema para América Latina. Usted antes mencionaba que Estados Unidos dominaba casi por completo algunos campos de la ciencia. Europa está rezagada en relación a Estados Unidos. América Latina a nivel científico, ¿qué puede hacer? América Latina no solo invierte muy poco, bastante menos del 1,5% del PIB. Además no tiene interés en el desarrollo científico. Sigue perdiendo científicos y sigue sin crear las condiciones y la infraestructura económica para que regresen a su país. Pero ¿no hay allí un problema económico y de poder?. Estados Unidos tiene los recursos monetarios y científicos y por tanto es un imán casi natural para los investigadores. Usted mismo terminó recalando en Londres no solo por motivos políticos sino científicos. ¿No es inevitable esto dadas las condiciones económicos-sociales de América Latina? Por supuesto la vida de uno es una y si hay condiciones de trabajo mejores en otros países, uno tiende a irse hacia ellos. Lo que me sorprende en América Latina es que yo viajo mucho por el mundo y me doy cuenta cómo muchos países asiáticos - China, India - están creando condiciones para el regreso de sus científicos y cada vez están haciendo un esfuerzo más consciente y dedicado para desarrollar su capacidad científica autóctona. El sudeste asiático invertía tan poco en Ciencia como América Latina hace 25 años. Desde entonces empezaron a invertir, el numero de patentes aumenta, la riqueza aumenta, vuelven los científicos. En esos países se ha hecho un esfuerzo que no se está haciendo en América Latina. ¿Y usted cree que es posible hacerlo? Sí, creo que es posible. Digo porque también hay muchos problemas económicos sociales y por eso a veces se relega la inversión en ciencia.
Eso se puede decir siempre. En todas las partes del mundo hay carencias que llevarían al argumento de que mejor no hagamos arte o ciencia hasta solucionar tal o cual problema. Yo creo que la inversión en ciencia es algo estratégico, que tiene que ver con el desarrollo social que tiene que ver con la capacidad de producir riqueza y que no se puede concebir simplemente como un invertir hoy para que dé fruto mañana. ¿Usted ve algún país en América Latina que esté haciendo este esfuerzo a nivel de ciencia? Yo creo que un país que está haciendo esto es Brasil, que aprendió mucho de China e India, países muy grandes que están apostando a tener su propia base científico-técnica. Cuba es un país en el que se ha hecho un esfuerzo muy grande durante muchos años. En biotecnología Cuba tiene un infraestructura científica casi tan avanzada como el mundo desarrollado. Los resultados son un ejemplo de lo que pasa cuando se invierte en Ciencia. Cuba es un ejemplo para América Latina, pero generalmente no la incluyo entre los países de la región porque es un caso excepcional. ¿Volvería a América Latina? Yo vuelvo con mucha frecuencia a América Latina. Todavía tengo familia en Centroamérica. ¿Volvería a trabajar? Si las condiciones de trabajo existieran no tendría ningún problema. ¿Qué condiciones?
Acá hay un tema muy interesante para discutir. Porque muchos investigadores que regresan no regresan porque le reproducen las condiciones que le ofrecen en Estados Unidos. Como quieren regresar, regresan por menos. Pero lo que no se puede es ofrecer menos que menos. Ese es el problema ¿Que es lo que tiene que hacer América Latina con todos los científicos que están fuera de sus países? ¿Hay alguna manera de aprovechar todo ese caudal de conocimientos que está afuera? Yo creo que sí y una vez más hay que fijarse lo que pasa en Asia. Yo estuve en China el año pasado, visité varias instituciones y me impresionó la apertura que tiene respecto a sus propios científicos que trabajan en Estados Unidos. Les dicen, ustedes vuelvan uno, tres, seis meses. Les vamos a crear las condiciones de trabajo. Queremos que vuelvan en cualquier forma, sin restricciones. Yo creo que América Latina se beneficiaría si tuviera una gran red de científicos que actúen como asesores o colaboradores de proyecto, sin restricciones burocráticas, de modo que se cree un flujo de gente e ideas lo más flexible posible. Y eso haría que un porcentaje se fuera decidiendo a regresar. |
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